martes, 7 de julio de 2009

Los juramentos.

Cuando el Señor, Jesús el Mesías es prendido, sus discípulos son dispersados y se causa una gran confusión entre ellos. Uno de ellos va siguiendo los acontecimientos que se van sucediendo y se encuentra en un patio donde es reconocido como un seguidor de Jesús de Nazaret. Este fue Pedro el apóstol, lo negó tres veces tal y como había dicho su maestro, Jesús. Pero su negación fue con juramento. Juraba no conocer a dicha persona, tuvo miedo, a saber que se le pasaría por su mente, probablemente, temía morir, porque seguro que después de ver como trataban a su maestro a él también le iba a caer "la del pulpo", sin embargo desconocía que ese no iba a ser su momento. Juró y perjuro no conocerlo. Después cantó el gallo tal y como le había profetizado su Señor, el Maestro de los maestros.

Todos en la vida somos Pedro, cuando hay algo que nos compromete, solemos negar las cosas con un juramento. En realidad en ese momento estamos mintiendo. ¡Ay de las personas que suelen jurar mucho! Son esclavos de sus propias mentiras. ¡Ay de aquellos que prometen mucho y que van a hacer muchas cosas! Están mintiendo. La mayoría de los políticos en las elecciones que presentan sus candidaturas para una nueva legislatura, suelen comprometerse con hacer muchas cosas en bien a la sociedad en la que ellos viven. Desde el que se presenta como presidente o primer ministro de una nación como el que se presenta como presidente de una comunidad autónoma o como el que se presenta como futuro alcalde de un municipio. Todos prometen desde distintos partidos que se presentan. Muchos proyectos, todos muy interesantes, pero que a la larga ninguna de las promesas han cumplido, es más hasta niegan haber dicho lo que en su momento dijeron, dando como contestación argumentos que disfrazan lo que en su principio dijeron.
Las palabras se las lleva el viento, lo que se escribe no tiene ningún valor, porque siempre hay alguna ley que sale de la chistera para revocar lo que se escribió y es más,cuidado con el que quiera pleitear sobre algo y no tenga las cosas muy claras, porque el encausado pasa a ser el causado, el ofendido, y el verdaderamente ofendido pasa a ser el inculpado. Eso de : "Jura decir toda la verdad y nada más que la verdad". Es un puro formulismo. Antes se juraba sobre la Biblia, hoy ya no se hace sobre la Biblia. Se jura y punto. Cuando se pide el juramento a otra persona, es que en verdad se desconfía de ella. Por eso Jesús dice cuando tengas que decir si, da como respuesta un si y cuando debas dar como respuesta un no, da como respuesta un no.

Las personas que son como deben ser, las entidades que deben ser como deben ser, ante todo deben decir la verdad, sin artículos que den soporte a otros artículos. Tiempo atrás un si se daba con un buen apretón de manos. Hoy te están dando un apretón de manos y no sabes lo que posteriormente puede suceder. Hoy te están dando un abrazo y no sabes en qué va a resultar dicho abrazo. Vivimos en una sociedad llena de juramentos falsos. Hagamos de esta sociedad una sociedad donde podamos convivir unos con otros sin tantas ambigüedades, solo lo podremos lograr, si nos amamos los unos a los otros. "Hay más felicidad en dar que en recibir". Si todos en el mundo estuviéramos dispuestos a dar lo que buenamente podemos dar, todos a su vez estaríamos recibiendo, dejaría de existir la pobreza de espíritu y como consecuencia la pobreza física. Así es como podemos ir cambiando este mundo, siendo conocedores de las palabras de Cristo, El Mesías, Dios hecho hombre permanentemente entre nosotros. Oremos por nosotros para no ser víctimas de esta sociedad sin Dios y en un desorden continuo.

Los juramentos.